Laguna Cejar
LAGUNAS CEJAR Y PIEDRA
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Los atacameños o likanantay han sostenido una relación estrecha con laguna Cejar a través de una antigua práctica productiva, datada desde el 3000-1200 a.c., aprox., por la arqueología en el territorio conocida como pastoreo o trashumancia ganadera, período que supuso la transición de sociedades arcaicas a sociedades formativas en los oasis de San Pedro de Atacama (Agüero y Uribe, 2011).
Biodinámicamente, esta actividad se sustenta por la acumulación de aguas subterráneas y ríos tributarios en el Salar (Marquet, et, al, 1998) que mantienen un ecosistema propicio para la alimentación de especies silvestres y domésticas, incluyendo ‘aguas buenas’ para el consumo humano. Principal categoría identificada por los informantes claves, y que hacía posible la estadía prolongada de personas y su ganado en el Salar durante el invierno, cuando los pastos que produce el ayllu han dejado de crecer y la tierra descansa para ser preparada para el nuevo ciclo de siembra. Esta dinámica optimiza la utilización de recursos disponibles del campo y el ayllu.
Relato
Descripción
"Había pasto junquillo y un pasto largo que se llamaba Carrizal, con eso se mantenía bien [alimentado] el animal. Había muchas avecitas: parinas, patos, caranchos, marumas, soca, golondrinas, unos pájaros chiquitos que le decimos caballito; el zorro, que de ese había que cuidarse. En invierno había mucha agua [buena], en invierno había más. Ya en el verano que no hay agua quedaban las lagunas más chicas [secas]. Esas son aguas vivas, encantadas que hay que respetar porque vienen del cerro. Siempre se nombran los volcanes en los convidos [ritos], se empieza por el Licancabur y se sigue con el Kimal. No sólo se pide a la tierra para que nos dé un bienestar y nos acoja, sino que también a los que estuvieron antes que nosotros, a los espíritus que se mantienen en esos lugares. A las lagunas no había que faltarle el respeto, no había que llorar [ni] enojarse. Para tener agua buena [consumo humano] había que hacerle un ojito [ensanchar] a las acequias para alimentar a los animales, pa’ lavar, cocinar y si se acababa el agua del barril, había que tomar de esa no ma’ po’. Era un agua tan rica que salía limpiecita así que sacábamos de ahí para usarla y ese pocito corría, tenía como un canalito que se cavaba y corría el agüita, de ahí tomaba agüita el ganado".